Zubiri. Puente de la Rabia.
Extrañados por la dificultad de levantar el pilar central nos vimos obligados a excavar en la roca que tenía que soportarlo. Para nuestra sorpresa, encontramos los restos perfumados de una joven. Era nada menos que el cadáver de Santa Quiteria, protectora de la rabia.
Puestos sobre una mula y acompañados del festivo cortejo episcopal, los restos santos se encaminaron en procesión hacia la catedral del reino a Pamplona. Al llegar al lugar de Burlada, la mula se detuvo y no hubo forma humana capaz de hacerla avanzar. Concluyó el cortejo que era decisión de lo Alto que Santa Quiteria permaneciera para siempre en aquella villa caminera y allí se depositaron sus reliquias.
Respecto al pilar central de nuestro querido puente de Zubiri, desde entonces hasta ahora ha ejercido su función sanadora de la rabia a lo largo de los siglos. Animales y humanos han curado o prevenido la enfermedad rodeándolo, y según se cuenta, no ha perdido su virtud taumatúrgica hasta el día de hoy.
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